martes, 22 de septiembre de 2009

Un concierto de Metal en Colombia

Pertenecer a una tribu urbana en Colombia no es tan fácil como lo pintan. Y menos a una de transfondo "oscuro", como el metal. Como en toda sociedad, se tiene que enfrentar uno al desconocimiento y el rechazo de una sociedad modelada a la imagen y semejanza de los ideales divulgados por la televisión, y la evidente y obvia presión de esa sociedad por hacer que uno se meta en el molde establecido.

Cuando uno es joven, uno busca saber quien es, y busca definir su posicion frente a la vida y el mundo. y cuando la sociedad convencional no llena las expectativas, se llega a las tribus urbanas. Y cada una explora un concepto diferente. Los góticos buscan explorar y no ocultar la tristeza y el lado oscuro de la vida, los punk buscan liderar un cambio de la sociedad hacia una más igualitaria y anárquica, los skinheads...se dividen en 2 ramas: los "normales", que creen en la supremacía racial, y los SHARP, que predican todo lo contrario. Y ambos se unen en el uso de la violencia para imponer sus metas. Están los emos, los raperos, los hip hoperos...y los metaleros.

Lo primero que define a un metalero es que escucha metal. Heavy metal, black metal, power metal, trash metal, metal al fin y al cabo. Y como todo grupo urbano, suele tener una vestimenta y una actitud que los diferencia y permite identificarse. Ropa rigurosamente negra, muchas veces con los emblemas de las bandas favoritas. Ceñida al cuerpo. Pelo largo por lo general. Y una actitud hacia la vida de no creerse lo que le ponen por delante en los medios, y de buscar lo que hay más alla.

Logicamente, no faltan los posers, muchachos que se meten al metal por creerse malos, por llamar la atención, por caerle bien a alguien, por levantarse una novia. Pero eso ya son casos aparte.

Y como el metal es algo diferente, agresivo, frenético, libre, se tiene que enfrentar a todos los prejuicios que la sociedad ha creado. Y una buena muestra de esto son los conciertos. Si ustedes observan la planificación de un concierto de metal y uno de, por ejemplo, vallenato o reggaetón, verán que hay más anillos de seguridad, más requisas exhaustivas, y muchas veces, más malos tratos y arbitrariedades de la policía hacia los asistentes. Para la muestra un botón: En un concierto de la agrupación Rata Blanca, de Argentina, que se hizo un jueves, los de la policía decidieron que nadie que llevara maletas podría entrar. Como era un jueves, muchos (entre ellos yo) llevabamos una maleta porque habíamos salido de la Universidad, o del trabajo, o del colegio, etc, y la gran mayoría de las que llevabamos maleta eramos mujeres. Y he aquí que la policía se saco esa regla de la chistera, porque tras una revisión del contrato impreso en el respaldo de la boleta, no se hablaba nada de maletas. No entrar cámaras, no entrar borrachos, lo normal, pero nadie prohibia las maletas. Y que como la policia no dejaba entrar maletas, entonces mas de la mitad de la gente se iba a tener que quedar por fuera. Nunca, en ningun concierto, habían hecho una prohibición más ridícula.

Obviamente, todo el mundo arrancó a hacer reclamo. Unos más educados, otros no tanto. Y otros más atrás empujaban a los de adelante para entrar. Mi papá (porque tengo un papá metalero, despues les cuento) se agarró con fuerza a las rejas y no dejo pasar a nadie, mientras que le decía a la policía que estaba ahi que el no podía entrar y dejarnos a mi hermana y a mi por fuera. Y a el se le unieron el novio de mi hermana en ese entonces y otro grupo de muchachos, que también se resistieron a dejar entrar a los demás. Y se le veían unas ganas a la policía de echarnos al camión...

Finalmente entraron en razon y nos dejaron entrar. Quizas fuera pereza de hacer bien su trabajo y requisar las maletas. O simple gadejo (ganas de joder). Entramos, ellos medio revisaron las maletas, y gracias a los Dioses disfrutamos de un buen concierto.

Otra cosa es en los conciertos grandes. Para evitar que haya consumo de drogas (si, lo acepto, no somos santos), nos hacen entrar descalzos, con los zapatos y las medias en la mano. Poco falta para que nos hagan entrar desnudos.

Si, no somos santos, somos agresivos, algunos consumen drogas, pero no somos los criminales que nos hacen parecer. En otros conciertos, de otros generos, entra mas gente, se requisa menos y se consumen mas drogas, hay peleas, heridos, cosas que no se ven en un concierto de metal. Señores, si leen esto en alguna ocasion, tengan en cuenta que el tigre no es como lo pintan.

1 comentario:

  1. Hola Rako, me gusta mucho lo que haz escrito. He de decir que en realidad los prejuicios de la sociedad son muchos y estos se construyen unos por conocimiento y otros por ignorancia. En realidad lo que dices del trato y el rechazo de los metaleros es cierto, las personas les es mas facil criticar que conocer un estilo de vida. Cuando era adolescente me invitaron a ir a visitar la emisora que en esa epoca era lo mejor: 88.9. Mis padres no me dejaron porque segun ellos eran una mano de "mechudos y marihuaneros", no cuento con padres tan modernos como los tuyos. Tambien pensaba en como la gente ignora las realidades que cree son inofensivas y maximisa las que les son más amenazantes. Por ejemplo, la sorpresa que me di cuando me entere que los campesinos consumian en sus fiestas droga y que era algo muy común. Uno ahi con el presecto de la vaquita y el campesino... pues no, las cosas han cambiado. Otra cosa, que envidia que pudiste ir al concierto de rata blanca que me encanta, tengo un lado tambien rockero, aunque no tan metalero (soy de una tribu urbana extraña jeje), por ahi escuche que van a dar otro concierto por el estilo.. :)

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