martes, 22 de septiembre de 2009

La Urbanidad de Carreño está...con Carreño.

Hace mucho tiempo era obligatorio en los colegios la enseñanza de las normas de urbanidad y las buenas maneras, y el texto elegido era la famosísima Urbanidad de Carreño. Y ay de aquel niño que cometiera una falta de urbanidad, ya que muchas veces un doloroso coscorrón o un pellizco eran el castigo para semejante ofensa. Eran tiempos en que un sacerdote, un superior eran saludados con deferencia, una mujer embarazada era muy tenida en cuenta, un anciano y su consejo eran respetados.

Pero como la sociedad fue cambiando, y se decidió que todas esas normas de comportamiento estaban convirtiéndose en lastres del pasado, la gente dejó de practicarlas, y en los colegios dejaron de enseñarse (con contadas excepciones, que cada vez eran mas contadas). Se buscaba, supongo yo, una sociedad más natural, sin tantos formalismos ni acartonamiento.

Y eso está bien, yo soy de las que cree que tanta rigidez no es necesaria. El problema, es cuando se pasa al otro extremo y ya no se respeta absolutamente nada. Eso es algo que se ve todos los días en los buses, cuando se sube una anciana, un discapacitado o una embarazada a un bus lleno hasta el techo y nadie, absolutamente nadie es capaz de cederle el puesto. Y lo peor de todo, es que los que van en las sillas son jóvenes, llenos de salud y vitalidad.

Antes de que me digan nada, si no se me adelanta nadie y si voy sentada, yo le cedo el puesto a aquellos que lo necesitan más que yo.

Otras veces, muchos jóvenes ya no saludan ni piden nada con un minimo de decencia, sino que se largan a madrazos cuando quieren algo y no se les da inmediatamente. Y ni hablar de cualquier intento de corregirlos, o calmarlos.

Y así se podría seguir, pero esto se volvería una aburridora lista de groserias. Y todo el mundo conoce al menos uno o dos casos de esta falta de educación, si no es que han visto más. Poca gente aplica estas normas básicas de comportamiento, que aunque no fueran la gran cosa, si ayudaban a hacer más amable la vida de todos. Hace años que dejó de hablarse de urbanidad, y por eso digo que la Urbanidad de Carreño está...con Carreño.

Pero no todo es tan caótico. En muchos colegios, sobretodo los privados, se ha visto un interés en corregir esta tendencia y recuperar, al menos en parte, ese civismo que había antes entre la ciudadanía. Y ha sido un renacer de la urbanidad, aunque ajustada a las características de esta sociedad globalizada de hoy. Por tanto, Carreño no perdió del todo la pelea.

1 comentario:

  1. Bueno, en realidad si tienes toda la razón. Carreño se debe estar revolcando en su tumba

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